viernes, abril 26, 2024

Vélez inclusivo: cómo trabaja el club para fomentar el deportes para todos y todas

Por Franco Bonetto

Hace mucho tiempo que el deporte dejó de ser únicamente para un grupo muy exclusivo de personas. Al término de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, y debido a la cantidad de personas que habían sufrido lesiones medulares y amputaciones, el neurólogo Ludwig Guttman implementó los deportes sobre silla de ruedas como el polo, el básquet y la arquería. Ese fue el hito que dio inicio a un desarrollo cada vez más grande en la inclusión de cualquier persona con discapacidad motora o intelectual que quiera realizar una actividad.

El Club Atlético Vélez Sarsfield cuenta con cuatro espacios, todos a cargo del Departamento de Inclusión que brindan un avance fundamental en este ámbito: Boccias, Fútbol inclusivo, Iniciación Deportiva y Natación. El plantel docente de estos programas es: Fernando Cristaldo, Carlos Coca, Ailen Scaglione, Ramiro Arhia y Gonzalo Cardozo. Las coordinadoras son Cristina Espetxe y Geraldine Calvimonte.

La Boccia es una adaptación de las bochas en la que participan únicamente personas con discapacidad motora. La diferencia reside en las bolas que se arrojan: están hechas de propileno y cuero, que las hace más fáciles de manipular. La disciplina contempla cuatro categorías, Bc1, Bc2, Bc3 y Bc4, que dependen de la funcionalidad del deportista y de la lesión que tengan. Participan en Bc 1 y Bc 2 quienes tienen una discapacidad en el sistema nervioso central (la diferencia radica en el rango de movimiento de la persona). En Bc3 los participantes usan una rampa similar a un pequeño tobogán, ya que tienen comprometidos los cuatro miembros. Y en Bc4 la mayoría de los participantes no cuentan con problemas en el sistema nervioso, sino musculares y articulares.

Los beneficios que brinda esta actividad van más allá de lo físico. La profesora encargada de este espacio, Aylén Scaglione, contó: “Hay adultos que, al haber terminado el colegio, no tienen la posibilidad de socializar tanto con sus pares y su forma de hacerlo es a través del deporte. Esto ayuda también a no cerrarse en su círculo familiar. Además, al ser un juego de estrategia, beneficia mucho a lo cognitivo”.

El otro programa se llama Inclusión Vélez y surgió en octubre del año pasado. Se trata de una propuesta para que chicos y chicas con discapacidad intelectual, síndrome de down y trastorno del espectro autista. Los mayores de 14 años se entrenan y practican fútbol los sábados de 15 a 17, mientras que los menores de 14 participan en el programa de iniciación deportiva también los sábados de 17 a 18.

Los deportistas comienzan con una elongación y luego realizan tres tipos de entrenamientos con la pelota y materiales como aros, conos y vallas. Al finalizar disputan un partido durante aproximadamente media hora. Todo esto a cargo de los profesores Ramiro Arhia y Gonzalo Cardozo.

Además, el equipo de Vélez participa de un torneo nacional con otros clubes como San Lorenzo, Racing y Platense, que se realiza una vez por mes.

Gonzalo Cardozo aseguró que esta iniciativa ayudaba a los participantes ya que les brindaba una gran independencia para que pudieran relacionarse sin tener que depender de la familia. Y agregó: “Hay muchos que sufren de dificultades en las articulaciones y músculos. Antes, cuando se caían, necesitaban la ayuda de alguien para reincorporarse. Sin embargo, ahora ya lo pueden hacer solos, además de correr manteniendo un mejor equilibrio”.

Cardozo también contó que uno de sus deseos era incorporar el fútbol para ciegos como actividad, además de que los chicos de su espacio puedan jugar con otros que no tengan ningún tipo de discapacidad y que no queden apartados de esa posibilidad.

Nano, Lío, Juan y Franco son cuatro jugadores de fútbol inclusivo en Vélez. Todos son delanteros y sueñan con jugar en Primera. Dos de ellos, Franco y Lío, destacaron el valor de divertirse y compartir con sus compañeros. Sobre esto último, Cristina Espetxe, la coordinadora del Departamento de Inclusión del club, detalló las ventajas que les brinda el
espacio a los participantes: “A los chicos con discapacidad intelectual los beneficia poder interactuar con sus pares a través del deporte. También resolver problemas a partir de una cuestión lúdica que luego pueden ser aplicadas a sus vidas cotidianas”.

Las puertas están abiertas para todas las personas que deseen participar de los espacios mencionados, no importa el club del que uno sea hincha ni de ningún otro aspecto. La inclusión no discrimina a nadie

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