miércoles, abril 24, 2024

Saltos ornamentales, la elegante disciplina que convocó hasta a los bomberos

Joaquín Arias

Es sábado a la mañana y el sol, ese aliado ausente durante las últimas jornadas, vuelve a entibiar desde arriba el Parque Olímpico de la Juventud. Mientras tanto, adentro del Centro Acuático, el calor salpica con tanta fiereza que cualquier acreditación deviene en abanico.

Arrancaron los saltos ornamentales y el clima agobiante no puede con la destreza, elasticidad y elegancia que cae desde la plataforma de diez metros, la más alta de los siete trampolines. No hay fervor de los chicos y chicas de los colegios aunque sí rostros pasmosos en los dos costados del complejo. Muchos sentados, algunos parados. Todos cautivados, pese a no haber algún argentino o alguna argentina en competencia.

Todos quieren ser testigos privilegiados de esta prueba tan poco difundida como atractiva: efectivos de seguridad privada, personal de mantenimiento, gente de la tercera edad, voluntarios e incluso bomberos de la Ciudad. Todos agigantan sus retinas, buscan el mejor ángulo y quienes no lo encuentran estiran con empeño sus cuellos con el fin de no perderse ningún salto. El grado de atención y de encanto del público es, posiblemente, de los más elevados de todo Buenos Aires 2018. Los aplausos retumban durante esos cinco segundos entre cada aterrizaje en el agua y el anuncio de los puntajes de parte de los siete jurados.

Como muchas veces, una atleta china fue la ganadora de la ronda preliminar. Lin Shan, de 17 años, obtuvo 485.50 puntos, 50 más que su escolta, la mexicana Gabriela Agundes. Habrá que avisarle a ellas y a las otras nueve participantes que su virtuosismo convocó a todos un sábado bien temprano. Hasta a los bomberos.

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